Rechupeteo el cielo de tu boca
y hallo lo mío.
A veces oleaje.
Mar brava: bella y salvaje
Otras yace tranquilo,
abatido por su fatal destino.
-Quédatelo. Ya no lo echo de menos-
El niño grosero abre la boca
y muestra el cadáver.
Mendigo mi esencia,
el poso de mar que asoma orillado a tus labios.
Escupe mi sabor ¡maldito!
lo llevas pegado al paladar desde el primer beso,
y ahora no sepo a nada
y tú solo a mí.
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