Caen las escamas al pie de la cama
y cesa la lucha.
El mar pura calma.
Lame mi Sirena su dolor por partir
lejos de este cuerpo que a veces la araña.
Escupe y ahoga.
Agita.
Derrama.
Queda el susurro vacío de palabras.
El suelo sembrado de plata.
Mi aguacero de lágrimas,
su aliento salino;
la calma de ambas.
Descansa Sirena.
Llegará el alba
mordiendo la paz que inventamos.
Inaugurando nuestro amor.
Cómo me gustó cantar este maravilloso poema tuyo...gracias por todo , por apostar por mi... no tengo palabras para piropearte merecidamente, pero notas....música para tu sirena....para parar un camión!
ResponderEliminarMe quedo con tu nana en esta noche.
ResponderEliminarUn abrazo desde Cantabria.
Rafael