Llegaremos,
donde las palabras amagan
la plenitud que no nombran.
Amainan al contexto y a
la mansedumbre del concepto.
Amagan y amainan.
Pero desvestimos
palabras
con palabras
para engalanar de
domingo
su frenesí y su fiesta.
(Porque somos veneno.
No lo olvides).
Inventaremos un
diccionario de humedades
que empape las palabras
como tierra árida
-espigada-
gritando, ¡lluvia!
Llegará el aguacero de
significados recién estrenados:
lindos-lindísimos, libres
del significante férreo
que las restriñe y expone;
mojándolo todo.
Asesinamos palabras.
(Porque somos sangre y
escupimos sangre).
Escribimos
con tinta encarnada.
Y llegaremos,
a sus
cantos-acantilados
para iluminar con
palabras,
el lugar donde la
palabra pierde su corporeidad
abrazando sólo luz,
un temblor;
el rubor que guarda.