en ocasiones es largo,
otras breve.
Tanto que nos sentimos el aliento.
El martes fue fino como hebra de seda
y luego a la tarde, le brotaron espinas.
Soga que raspa y tira de nosotros batiéndonos en duelo.
Sin cesión de territorio.
Nos zarandeamos anclados los pies al suelo.
El hilo que tira, estira y afloja
a veces es una maraña y perdemos el día buscándonos las puntas.
Se tensa.
Enreda.
Atrae nuestros cuerpos.
Cae flácido al suelo.
Y es este hilo que tira de ti y de mí
nuestro extraño modo de amarnos.
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