miércoles, 28 de abril de 2010

TU JARDÍN DORMIDO (LA SIRENA DORMIDA)


Para María que cuida mis poemas como si fuesen suyos.

El jardín dormido que habita tu casa rastrillada por ese vicio de verte la sangre brotar, guarda
cachitos de vidas,
algún encuentro, dos bodas,
sus besos de buenas noches;
el sueño de los ausentes.
Y de cuando en cuando
lo desempolvas

para que luzca sus muertes –inertes y sin hedor-
Muertes serenas que guardan,
cachitos de vida.
Me gustan las caracolas insignificantes y a veces invisibles
que escondes en tu jardín dormido
de muertes, bodas, encuentros y besitos de buenas noches.
Y me gusta el ruido del mar que cabe en las caracolas
diminutas
de tu gris jardín dormido que vela las cosas de otros
en sus flores muertas
sujetas con alfileres
al suelo rastrillado
de tu casa ensangrentada.

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