Hoy tiré el tabaco. Quiero cumplir mi promesa. Detesto leer con vergüenza y rabia, este poema.
Le repugna
(También a mi).
Me busca la sal y el mar
con la lengua.
Su lengua, negra tras el lametón,
devuelve el color de mi vergüenza
Porque El Lamedor de Sirenas sueña con quedarse en el mundopara siempre
y que yo, también lo haga.
Se niega a cambiar de idea.
Odia morir.
Odia que nos muramos.
Odia que se nos rompa el hilo.
La baba densa, caliente, húmeda, protectora-reparadora de El Lamedor de Sirenas
necesita mi salino sabor
y yo, saberle.
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