Odio pensarte.
En ocasiones, a todas horas.
Cuando preparo el café.
En mis ojos perdidos en la tostada.
En las zapatillas rojas de estar por casa.
En los días perfectos y en los defectuosos también.
Estás en la lluvia que fluye suave mientras remoloneo
para no amanecer del todo y soñarte un poco más.
Odio que estés en estas cosas que sin ser tuyas,
te traen a mí.
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